Valdearnedo es una localidad del municipio español de Carcedo de Bureba, provincia de Burgos. En la actualidad se encuentra despoblado, tras haber abandonado el pueblo sus últimos habitantes a comienzos de los años 80 del siglo XX
La iglesia se encuentra en el valle de las Navas o paraje de las Torcas, de carácter inhóspito pero no carente de belleza, cuya historia es desconocida; tan solo se sabe que fue construida a mediados del siglo XII, de estilo románico y que sufrió modificaciones y añadidos posteriores, como muestran sus fábricas, arcos y puertas cegados y uniones en muros. El pueblo de Valdearnedo se supone contemporáneo a la iglesia, ya que no existen vestigios de asentamientos de épocas anteriores; este momento estuvo marcado por la repoblación de la zona para facilitar las explotaciones agrarias, fruto del asentamiento, sería la construcción de un templo para sus habitantes. Encontramos algunos ejemplos de construcciones de iglesias románicas similares en pueblos de los alrededores en la comarca como la iglesia de Santa Eulalia. En cuanto al origen toponímico, existen dos teorías, una de procedencia riojana, y otra que apunta a un significado relacionado con el medio natural: valle de los arnos o de los quejigos.
En 1983 el pueblo quedó totalmente deshabitado cuando sus dos últimos moradores abandonaron el lugar. En 1842 había 9 hogares y 30 vecinos; en 1950 había 72 habitantes. En 1984 no quedaba nadie allí.
Fue construida en muro de sillería de aparejo isódomo. Consta de una sola nave cubierta con bóveda de cañón, levantada por arcos fajones y un ábside con bóveda de horno. Al exterior, la capilla absidal se haya dividida en tres paños mediante dos semicolumnas (hoy expoliadas) que apoyan en un alto pilar cuadrado adosado igualmente. Un detalle original lo constituye la situación de la espadaña, actualmente mal conservada, que se halla adosada al muro sur, a la altura del arco triunfal.
En cuanto a la decoración, destacan la ventana central del ábside (expoliada), así como también los capiteles del arco triunfal, que se encuentran en excelente estado de conservación. La ornamentación parece realizada por un solo artista, con una técnica de trabajo posiblemente dura. El templo ha sufrido graves expolios por lo que hoy en día es difícil hacerse una idea de lo que fue el conjunto escultórico en su totalidad. Sus capiteles poseen rica decoración que representa aves y cuadrúpedos, muchos de los cuales también han desaparecido. Algunos elementos fueron trasladados, como el retablo, hoy en el Museo del retablo de Burgos y la pila bautismal, en el Convento de Castil de Lences.
Estructuralmente, y teniendo en cuenta que los daños que presenta no están producidos por defectos estructurales, el estado de conservación no es malo, a pesar del expolio de muchos de sus elementos escultóricos y con ellos la fábrica anexa. La colocación de tirantes de acero ha propiciado que le estructura aguante erguida y sin grietas.
Existen filtraciones en la cubierta que se halla en pésimo estado. Las construcciones anexas en la parte derecha de la nave (sacristía, capilla y pórtico) actúan de contrafuerte, por ello, ese muro se encuentra perfectamente vertical a pesar del empuje de la bóveda. En el otro lado, la mitad del muro está cubierto por una elevación del terreno que lo sustenta, el resto se ha desplazado hacia el exterior fruto del empuje de la bóveda. La falta de grandes contrafuertes es lo que ha provocado esa deformación tan llamativa de la estructura.
Fueron colocados en el interior grandes tirantes de acero para evitar el colapso de la iglesia. Según Elías Rubio, en su obra “Los pueblos del silencio”, durante los años 60 el obispo realizó una visita al lugar siendo la situación tan alarmante que dio orden para poner en marcha esta compleja solución de emergencia; haciendo que la iglesia no se haya “movido” desde entonces.
Fuente: https://listarojapatrimonio.org/
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