Palacio del Canto del Pico

Desde el Palacio del Canto del Pico, uno de los puntos más altos de la localidad, a 1.011 metros sobre el nivel del mar, se divisan los 37 municipios de la provincia, incluida la capital.

El edificio linda con la cresta de granito en forma de pico de la que el palacio toma su nombre. A su alrededor encontramos numerosos ejemplares de encinas, enebros, pinos, zarzas, jaras y tomillos que configuran uno de los paisajes naturales más bellos del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

Fue construido en 1920 bajo la dirección del ingeniero Antonio Ramos para albergar obras de José María del Palacio y Abarzuza, Colección de Arte del III Conde de Las Almenas y I Marqués del Llano de San Javier. Se trata de un edificio singular que incorpora un gran número de elementos arquitectónicos, escultóricos y decorativos de gran valor artístico y arqueológico, pero de estilos y procedencias muy diferentes.

Entre los elementos más destacados de la arquitectura cabe destacar las columnas góticas del Castillo de Curiel, las imágenes de la Colegiata de Logroño, las vidrieras y sillería o las columnas góticas del Real Monasterio de Santa María de la Valdina (Valencia).Monasterio típico. Este último fue devuelto a su emplazamiento original en 2007 tras largas negociaciones entre el Ayuntamiento de Torrelodones, la Generalitat Valenciana y la propietaria del palacio.

Además de la casa principal, existen otras edificaciones como la Casa del Guarda, la Peña Bermeja, unas cuadras y un edificio destinado a la explotación de colmenas. En la zona de ocio quedan restos de algunas fuentes: un estanque decorado con esculturas, una escalera que conduce a un mirador y una terraza con columnas.

En este palacio murió en diciembre de 1925, Antonio Maura, cuando, ya alejado de la política, pasaba en él unos días de descanso.

En febrero de 1930, la Academia de la Historia declara Monumento Histórico-Artístico la Casa del «Canto del Pico» en una reunión presidida por el Duque de Alba.

Durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939, el palacio fue sede del Estado Mayor General del Ejército Republicano, así como de otros servicios establecidos en otras fincas de Torrelodones. Pero especialmente durante la Batalla de Morena, el pueblo se llenó de soldados, una de las batallas más sangrientas de la guerra, planeada y comandada por Prieto y el General Miaja desde palacio en julio de 1937.

Cuando el Conde de Las Almenas murió en este palacio en 1940, legó el edificio a Francisco Franco, quien lo utilizó como finca de recreo durante 35 años y pasó muchos durante mucho tiempo. Tras su muerte, el palacio pasó a manos de su hija, Carmen Franco Polo.

A partir de este momento, sin mantenimiento ni vigilancia, el edificio sufrió un gran saqueo, saqueo y vandalismo, sus elementos escultóricos y arquitectónicos y todas las obras que albergaba. El 24 de julio de 1998 un incendio estuvo a punto de destruirlo, aunque finalmente sólo afectó al techo.

Más tarde fue comprado por un individuo, pero no se convirtió en un hotel. Actualmente, el palacio, declarado bien de interés cultural, se encuentra en desuso y en muy mal estado. Dado su frágil estado de conservación, figura en la Lista Roja de Patrimonio en Peligro, que la asociación Hispania Nostra comenzó a elaborar en 2006. La finca donde se encuentra cuenta con acceso cerrado y personal de seguridad y vigilancia y ha sido recientemente reconocida como coto de caza de la comunidad de Madrid.

El Ayuntamiento de Torrelodones ha constituido una comisión en la que participan todos los grupos políticos y expertos para estudiar el estado actual de la finca y proponer las soluciones más adecuadas para garantizar su conservación para las futuras generaciones de torrelodonenses.