Girona tiene el encanto y la magia de las grandes ciudades, pero la esencia acogedora de los pueblos. Disfruta de una amplia oferta turística, cultural e histórica, y de una rica vida social, con eventos y fiestas populares de gran interés.
La ciudad conserva un barrio antiguo medieval que sube hasta la imponente catedral, a través de las sombrías callejuelas del barrio Viejo, mientras al otro lado del río se extiende la parte más moderna y ordenada. Sobre la orilla del Onyar se muestra la imagen más famosa de Girona, formada por las vistosas casas coloristas.
La catedral gótica de Santa Maria (siglos XI-XVIII) es el elemento arquitectónico más relevante de Girona, pero ni mucho menos el único. La arquitectura religiosa cuenta con otros numerosos ejemplos, como el monasterio de Sant Pere de Galligants (siglo XIII), los conventos de Sant Domènec (siglo XIII) y de Sant Josep (siglos XVI-XVII) o las iglesias de Sant Feliu (siglos XII-XVI), Sant Nicolau (siglo XII) o Sant Daniel (siglo XI), entre otros edificios.
Existen también varias muestras de arquitectura civil de varias épocas, como los baños árabes (siglos XII-XIII), la casa Agullana (siglos XIV-XVII), el antiguo palacio de Caramany (siglos XVI-XVIII) o la modernista casa Teixidor (1918).
Pero el atractivo de Girona no se limita sólo a la historia o arquitectura. El Parque de la Devesa es uno de los espacios verdes urbanos más agradables de Catalunya. Los numerosos museos de la ciudad completan una oferta cultural muy amplia, como, por ejemplo, el dedicado a la serie de HBO Juego de Tronos.
Imprescindibles- Contemplar las casas coloristas del Onyar.
– Ver la catedral gótica.
– Subir al campanario de Sant Feliu.
– Visitar los baños árabes.
– Pasear por el Parque de la Devesa. v- Hacer el camino de la muralla.
– Descubrir la exposiciónde flores en mayo.
Sugerencias- Existe una gran oferta de restaurantes, con un amplio abanico de cocinas (de mercado, de autor, vegetariana, catalana o casera). En la plaza de la Independència se encuentran muchos establecimientos para comer algo. Para tomar una copa o un café, sugerimos los acogedores locales del Arc, en la plaza de la Catedral, o la de la Creu.
- Comarca: Gironès
- Provincia: Girona
- Localidad: Font de la Pólvora, Girona, Montilivi, Sant Daniel, Vila-roja, Campdorà, Caputxins, Creu de Palau, la, Taialà i Germans Sàbat
- Extensión: 39
- Habitantes: 97198
Que ver:
El barrio Viejo es uno de los núcleos históricos medievales más evocadores del país, con elementos tan emblemáticos como la muralla carolingia, el call judío, los baños árabes y la gran catedral gótica.
La catedral, dedicada a Santa Maria, es fruto de tres restauraciones: en 1038 se consagró un templo románico, en el siglo XII se construyó el claustro y cuatro galerías, y en el siglo XIV se levantó el edificio gótico, que contiene una única nave, la más grande de la historia, de más de 22 metros de ancho y 35 metros de alto. Se pueden realizar diferentes tipos de visitas guiadas, centradas en las vidrieras artísticas, la pintura y la escultura o la simbología religiosa.
Al oeste del claustro encontramos Tesoro de la Catedral, donde se guardan las piezas más valiosas del románico: el Beatus de Girona, un manuscrito del siglo X sobre el Apocalipsis, y el Tapiz de la Creación, del siglo XII, la pieza textil románica mejor conservada hoy en día.
Formando un ángulo recto con la catedral está el palacio Episcopal, que conserva una parte románica y otra gótica en la estructura. Actualmente acoge el Museu d’Art de Girona, un valioso fondo artístico que engloba más de 8.500 obras que van del período griego al siglo XX.
Dentro del Museo de Arte, aunque situada en el Hospital, en la parte nueva de la ciudad, está la Farmacia de Santa Caterina, una cámara del siglo XVIII que guarda la colección de recipientes farmacéuticos más notable del país, con más de trescientas piezas.
Delante de la catedral encontramos la Pia Almoina, un edificio fundado en 1228 como institución benéfica, que constituye uno de los vestigios más destacados del arte gótico en la ciudad.
Sant Feliu es la iglesia más antigua de Girona, construida en el siglo XI. Su torre configura la silueta del barrio Viejo, junto con la de la catedral.
Por otro lado, la iglesia de Sant Daniel, situada en el valle que lleva el mismo nombre, dentro del monasterio fundado en 1017, tiene una planta de cruz griega (extraña para la época) y una cúpula decorada con arcos lombardos.
Originariamente fuera de la ciudad, pero dentro del recinto amurallado, se construyó el monasterio de Sant Pere de Galligants, de antes del siglo X y restaurado en 1131, que acoge uno de los claustros más interesantes del arte románico catalán. En el siglo XIX el convento se convirtió en el Museu Arqueològic.
Al lado de Sant Pere de Galligants se encuentra la pequeña iglesia de Sant Nicolau, antigua capilla funeraria del monasterio, edificada en el siglo XII, donde se conserva uno de los mejores ábsides del románico catalán.
En el punto más elevado del recinto amurallado está el convento de Sant Domènec, fundado en 1253, y acompañado de una iglesia gótica anexa dedicada a la Anunciación.
En la subida de Sant Domènec se encuentra la casa Agullana, un noble palacio del siglo XIV-XVII que tiene la peculiaridad de estar formado por dos cuerpos, situados a ambos lados de una escalinata.
Otra finca señorial notable es el palacio de Caramany, que fue construido entre el siglo XVI y el XVIII, y reformado en 1912 por el arquitecto modernista y novecentista Rafael Masó, hijo de Girona.
De Rafael Masó también es la harinera Teixidor, un palacete modernista con una torre acabada en punta de tonos verdes, construido entre 1918 y 1922, y que actualmente aloja el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Girona. También son obras suyas la casa Ensesa, la casa Ribas Carehuet o la casa Salieti.
La Fontana d’Or es otra gran casa noble, de estilo románico, con una torre fortificada y una hilera de ventanas con columnas y capiteles, que representan uno de los pocos ejemplos de escultura románica en edificios civiles en Catalunya.
En la plaza de los Jurats encontramos los baños árabes, de los siglos XII-XIII, que constituyen el conjunto románico mejor conservado del país. Además, dentro de la última sinagoga que permaneció abierta en Girona se encuentra el Museu d’Història dels Jueus, que muestra cómo vivía la población judía en la Catalunya medieval.
Otro museo destacado es la Fundación Museu del Cinema, que nace en 1895 a partir de la colección particular de Tomàs Mallol. El fondo está formado por más de 15.000 documentos que explican la evolución del séptimo arte, desde las sombras chinescas hasta la cámara de los hermanos Lumière.
El Museu d’Història de la Ciutat, fundado en 1981, está instalado en el convento de Sant Antoni y ofrece un repaso al pasado gerundense, desde el siglo I a. C. hasta los últimos cambios tecnológicos de principios del siglo XX.
Saliendo del barrio Viejo, podemos fijarnos en las Cases de l’Onyar, que se alinean a la orilla del río y que se pueden contemplar desde los puentes de Piedra o de Sant Agustí. Es interesante, también, ver el puente de las Peixateres, construido por Gustave Eiffel en 1876 a base de un entramado de hierros rojos.
Después podemos llegarnos a la Rambla, el gran escaparate de la sociedad gerundense, un punto de encuentro y de comercio vivo, donde los sábados por la mañana se montan puestos de flores. E el primer tramo, en la rambla de la Llibertat, está la Oficina de Turismo, que da mapas de la ciudad e información sobre los lugares de interés.
En la parte nueva de Girona, situada en el lado izquierdo del Onyar, hay que destacar el convento de Sant Josep, construido entre 1591 y 1631 y declarado Monumento Histórico-Artístico. El edificio es barroco, con líneas muy austeras, y desde 1982 acoge el Archivo Histórico.
Pero, sin duda, lo que más sorprende de la Girona moderna es la Devesa, el parque urbano más grande de Catalunya, con una superficie total de cuarenta hectáreas y cerca de 2.500 plataneros. Data del siglo XV y fue declarado en 1943 Parque Artístico Nacional.
Que hacer:
Las murallas que rodeaban la villa, convertidas ahora en camino, son un buen itinerario para recorrer y contemplar la ciudad. Este camino de ronda empieza en el jardín de la Infancia y permite hacer una parada en la torre mirador de Sant Domènec, la más alta del recorrido.
También es totalmente recomendable pasear por el barrio Viejo, situado cerca del río, y subir hasta la Catedral.
Se puede salir de la plaza de Catalunya, pasar por la calle de la Força, las escaleras de la Pera, la plaza de los Apòstols, la calle de los Alemanys y el Pou Rodó, y acabar besando el Culo de la Leona (el ritual dice que si se da un beso en el culo de la estatua es seguro que se regresará a la ciudad).
Dentro del núcleo histórico, la judería es una de las joyas arquitectónicas por las que no podemos pasar de largo.
La zona de la Rambla, la plaza Catalunya, la plaza del Vi, la calle Nou, la calle de Santa Clara, la Gran Via y una parte del Eixample, contienen un buen número de tiendas y comercios. Además, los martes y los sábados por la mañana hay el mercado tradicional.
Para disfrutar de la naturaleza integrada en los edificios, podemos ir hasta el paseo Arqueològic, donde encontraremos esculturas que hacen referencia a algunas leyendas, como el ama de llaves de Sant Narcís. También hay que acercarse a los jardines de los Alemanys y a los de John Lennon, así como al valle Sant Daniel, un idílico paisaje con fuentes que manan entre plantas.
La Oficina de Turismo organiza muchas rutas guiadas por la ciudad, como la que recorre el barrio Viejo, la de las murallas y fortificaciones, la de Pedret y Sant Daniel, la de las leyendas y la que repasa la obra que dejó el arquitecto Rafael Masó. El carrilet turístico es también una buena alternativa para conocer el centro urbano, con explicaciones en varios idiomas.
Las fiestas más señaladas son las Fires de Sant Narcís, alrededor del 29 de octubre. Durante unos días Girona se llena de espectáculos, actos tradicionales, fuegos artificiales y muchas otras actividades. En la Devesa se sitúan los puestos y la feria de atracciones, y por la noche se hacen los conciertos de las barracas, en el paseo de la Copa. Cuenta también con un encuentro de gigantes.
Por otro lado, en primavera también es un buen momento para visitar la ciudad, pues se celebra Girona, temps de flors, una atractiva exposición de flores, monumentos, patios y jardines.
Los sábados, el Pont de Pedra acoge puestos de artesanos y el primer día de noviembre se celebra la Fira de l’Art en la plaza del Vi, una buena oportunidad para conseguir obras de arte a buen precio.
La ciudad organiza eventos culturales muy interesantes, como el Festival de Jazz de Girona (segunda quincena de septiembre), el festival In-somni, Escènit (teatro, música, cine y danza en la calle en verano) o el festival de otoño Temporada Alta, que incluye espectáculos teatrales, conciertos y danza en Girona y Salt.
Fuente: Comunidad de Cataluña