¿Qué llevar al Camino de Santiago? La preparación mágica de siete caminantes legendarios

✨ Introducción
Dicen que el Camino de Santiago comienza mucho antes de dar el primer paso. Empieza en las decisiones pequeñas, como elegir la mochila adecuada o si llevar dos pares de calcetines… o tres. Y para este grupo de siete viajeros extraordinarios, el Camino empezó en una mesa redonda, café de por medio, y una pregunta que retumbó como trueno:
—¿Qué demonios metemos en la mochila?
Lo que parecía una tarea sencilla se convirtió en una odisea de listas, discusiones épicas y hasta rituales improvisados.
🔥 Únete a nuestro grupo de WhatsApp🎒 Preparando el alma… y la mochila
👩💼 La Sra. Organización (Raquel)
Con su cuaderno con pestañas de colores, mapas plastificados y un Excel impreso, lideró la sesión con voz firme:
—»Cada uno tiene su lista. ¡Nada de mochilas de 20 kilos! Esto no es una mudanza, es el Camino.»
Ella trajo la guía oficial del mayorista como si fuera la Biblia del buen peregrino:
“Necesitamos camisetas transpirables, bastones, tiritas, y vaselina sagrada contra rozaduras…”
🙏 El Párroco (Sergio)
Sacó de su mochila un botiquín tan completo que parecía preparado para una batalla medieval.
—»Aquí llevo: paracetamol, compeed, hilo y aguja para las ampollas, y… la cruz. Por si alguien necesita una bendición después de ducharse en los albergues.»
También confesó que había ungido su escobilla de caminante con agua bendita del Escorial. Por si acaso.
🎒 La Senderista (Olga)
Habló poco, pero su mochila ya estaba hecha desde hacía una semana. Mostró con orgullo su equipamiento:
- Zapatillas de trekking usadas
- Saco de dormir ligero
- Sandalias para descansar
- Riñonera con linterna frontal y navaja
“Caminaré en silencio, pero mis pies hablarán con cada paso”, dijo con una mirada poética.
🔥 Únete a nuestro grupo de WhatsApp🍳 La Chef Michelin (Manuela)
Con voz melodiosa y olor a albahaca, interrumpió:
—»¿Puedo llevar una tabla de cortar y mi cuchillo de chef?»
Todos gritaron: “¡NOOOO!”
Se resignó, pero juró que con un tenedor de plástico y una olla ajena, podría hacer magia. En su neceser llevaba sal en sobrecitos, aceite de oliva en un frasco de perfume y una receta escondida en la suela de la zapatilla.
👠 Miss Colombia (Teresita)
Llegó con una maleta con ruedas y preguntó si podía llevar una plancha de pelo.
La Rectora la miró con ternura.
—“Tú no necesitas plancha. Necesitas una capa impermeable y chanclas para la ducha.”
Teresita se rindió, pero exigió llevar su perfume y su crema hidratante “por si había gallegos guapos en el Camino”.
👩🏫 La Rectora (Almudena)
Fue quien trajo el equilibrio al grupo. Con voz serena y mirada sabia, explicó:
—“No olviden su credencial del peregrino. Ni el saco de dormir. Algunos albergues no tienen mantas, pero sí mucho corazón.”
También propuso meditación en grupo y dejar espacio en la mochila… para los recuerdos.
🎶 El Guía Espiritual (Gerardo)
Sacó una flauta, una vela y una camiseta de Boca Juniors.
—“Esto es lo único que necesito. Pero llevo también power bank, gafas de sol, bañador y un cuaderno de dibujos. El Camino también es para anotar las señales del universo.”
Y así, con mochilas de 45 litros llenas de lo necesario, lo mágico, y lo insólito, el grupo se sintió listo para la aventura. No sabían que cada objeto sería parte de una historia, una conexión o una risa compartida.
✅ Lista final de la Sra. Organización (versión mágica):
- Mochila ligera (45-50 litros)
- Zapatillas cómodas (nunca nuevas)
- Ropa transpirable y cómoda
- Bastones de senderismo
- Saco de dormir
- Neceser básico
- Botiquín con analgésicos, vaselina y compeed
- Impermeable y protección solar
- Gafas de sol, power bank, cargador
- Linterna frontal
- Credencial del peregrino
- Y por supuesto… una historia que contar
🌟 Conclusión
El Camino no comienza en Sarria, ni siquiera al llegar a Galicia. El Camino empieza en el momento en que eliges caminar.
Y este grupo, con sus diferencias y encantos, estaba listo.
El próximo destino: Sarria, donde las señales del destino comenzarían a aparecer… en forma de flechas amarillas, y quizá, también de encuentros inesperados.