Situada en el Pirineo aragonés más occidental, esta típica villa pirenaica te sorprenderá por la belleza y el buen estado de conservación de su casco urbano, considerado Conjunto Histórico-Artístico. Pasea por sus estrechas calles de piedra y admira la belleza de su caserío tradicional, ajeno al paso del tiempo.

Situada cerca del límite con Navarra, esta típica villa pirenaica te sorprenderá por la belleza y el buen estado de conservación de su casco urbano, considerado Conjunto Histórico-Artístico.

Pasea por sus estrechas calles de piedra y admira la belleza de su arquitectura tradicional, ajena al paso del tiempo. La casa típica ofrece una imagen de solidez con notables dimensiones. Constan de dos o tres plantas y frecuentemente están individualizadas, separándose unas de otras mediante los denominados “callizos”. En estas construcciones se usa la piedra, la madera, la forja y la teja, materiales nobles propios del territorio en el que se enclava la villa.

Visita el interior de la iglesia parroquial de San Pedro con retablo mayor barroco y el museo del Traje Típico Ansotano, ubicado en la ermita de Santa Bárbara. Precisamente, uno de los días más especiales que vive la localidad es el de la Fiesta del Traje Típico Ansotano, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, que se celebra el último domingo de agosto. Los ansotanos, que han sabido conservar sus costumbres, abren sus baúles para mostrar a los visitantes la belleza de sus trajes tradicionales.

En sus cercanías, deléitate con espectaculares parajes como el valle de Zuriza y Linza, destino ideal para los amantes de la naturaleza y de los deportes de montaña, o el Paisaje Protegido de las Foces de Fago y Biniés.

Si puedes, visita el espectacular Monasterio de Siresa, ubicado en el vecino valle de Hecho, una auténtica joya románica de la arquitectura religiosa.

Fuente: Comunidad de Aragón

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